03 septiembre, 2015

Aylan Kurdi

   Por Leo Castillo
   Aylan Kurdi ha venido sobre las olas a descansar en paz en la playa. La sal del mar viene en suaves ondas que besan su cuerpo dulce. Ahora tiene alas y sobrevuela en la conciencia de los hombres, en el alma asfixiada del mundo. No hay en el universo nada que encierre tanta vida como tu muerte, Aylan Kurdi, boca abajo contra la tierra, la tierra bajo tu peso tremendo, el mar arrastrándose manso para lamerte los cabellos húmedos. Cuánta lágrima corre por las mejillas de hombres y mujeres buscando besarte en la frente que deslíe la ola. Querido Aylan deportado por la guerra sin juguetes, sepultado en la ceguera del poder de los adultos, tanto amor por recibir en una vida, lo tributa cobrando en la insensata muerte. ¿Qué haremos sin ti ahora? Te hemos tomado en brazos, fruto del mar podrido y te traemos para conservarte limpio y en pureza incorruptible en nuestra memoria, para que abones la tierra de nadie de nuestro corazón desolado. Florece, Aylan Kurdi, con cada latido que queda acá sin ti.

2 comentarios:

  1. Desde Bucaramanga, leo sus escritos una o dos veces a la semana. Quiero decirle que tiene una sensibilidad increíble y un ritmo y rigor en las palabras que hacen muy placentera la lectura. Es usted un gran escritor y lector de las cosas que pasan en el mundo, y cada vez que lo leo me queda una sensación agradable. Mi hermano, muchas gracias..

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