03 octubre, 2008

Rubaiyat

131
¡Oh Tú que hiciste al hombre de deleznable barro
y en el Edén pusiste la serpiente! Por negro
de pecados que veas al ser que Tú creaste,
perdónale y procura que él también te perdone.
200
Voy a abrir mi pecho. Mi regla de conducta
es hacer cuanto quiero, a despecho de toda
moral o conveniencia. En nada, en nadie crees.
No amo a nadie y tampoco tengo fe ni esperanza.
30
Mil dogmáticos fatuos predican lo distinto
que es el cuerpo del alma, el cielo del infierno.
Yo predico otra cosa: el vino desvanece temores
y nos da la quietud anhelada.

Omar Kheyyam, Rubaiyat, Edición de José Gibert,
Plaza&Janés, 1969.

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